Según los informes, el té se descubrió en China alrededor de 2737 a.C. por el emperador Chen Nung cuando una hoja de té cayó en su tazón de agua caliente. Esta tradición de beber té se convirtió en una parte integral de la sociedad y fue la bebida preferida para todos los ámbitos de la vida; desde monjes y mandarines hasta miembros de tribus nómadas que intercambiaban caballos por ladrillos de té. Los japoneses pueden haber transformado beber té en una ceremonia sagrada; sin embargo, a los chinos se les atribuye el inicio del tradicional ritual de ofrecer a un invitado una taza de té como señal de hospitalidad.
Los tés perfumados existen desde hace mucho tiempo y se producen según recetas ancestrales. Antes de la llegada de los extractos de aceites esenciales, uno de los aromas más fáciles de duplicar era Lichee, una fruta que juega un papel importante en la vida china. Las plantaciones exprimirían frutos de lichi arrancados de los árboles que crecían en la zona. El resultado fue un té delicado y de fino sabor. Hoy en día, la práctica sigue siendo prácticamente la misma, pero los aceites esenciales se compran en tambores enormes y se usan para aromatizar el té para satisfacer las demandas de gran volumen del mercado mundial. La próxima vez que pase un invitado; ¿Por qué no ofrecer una copa de hospitalidad realmente especial?
Un té negro frondoso infundido con el sabor de la fruta del lichi que produce un delicioso té con aroma natural.
Este proviene de China dela Provincia de Fujian. Te recomendamos no exceder el tiempo sugerido de infusión porque tu té puede volverse amargo. Para su preparación utiliza siempre agua potable o pobremente mineralizada.